Estamos viviendo una crisis social y política, pero sobre todo económica. Todas las personas del mundo como individuos o como corporaciones han sufrido el embate de un mundo sin alternativas al caos del capitalismo. Todas menos una. Las iglesias proliferan por el mundo, porque históricamente las religiones se fortalecen en épocas de crisis, pero ninguna contribuye al fondo público. Las iglesias se adentran en todos los niveles de la sociedad, embruteciendo a la humanidad sin darnos nada, salvo la recompensa de un mundo imaginario a cambio de dinero. Porque no existe una iglesia que pueda vivir sin dinero. Yo creo que podemos acabar con la crisis y la fábrica de idiotas de un golpe, si le quitamos el negocio a las iglesias. Para hacerlo, empecemos con cobrarle los impuestos de forma retroactiva. Así podremos ver si de verdad quieren contribuir a mejorar el mundo presente, y no a prometernos vidas eternas y bendiciones en los cielos.
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