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miércoles, 20 de enero de 2010

Espejismo

( O de cómo sobrevivir la vida en menos de 10 actos )


I El yo despoblado

Qué le digo al ego desterrado

Para que tema del desierto y asuma un amo.

Qué le tengo que decir al ser en mí desamparado

Para inventarle la eternidad a sus treinta y tantos años.

Cómo hay que decirle a la razón para arrebatarle la memoria de las manos...


II El yo y la reverberación

Qué hay que ponerle al tiempo,

para que aquí por dentro,

sepa que saldar con latidos lo debido

no es el peor contratiempo.

Qué verdad le falta a lo celeste,

Para que me ponga la eternidad

a prenderme por el fuego.

Con qué hay que prendar lo universal,

para que cuando pierda los medios,

no se le caiga la humanidad,

pero se redima de sus sueños.

Con qué miedo hay que dibujar para esbozarse el cielo dentro.


III El yo y su relleno

Qué talento debo estudiar sin pensamiento,

para rebozar sobre los pastos lentos del firmamento.

Qué elemento hay que unir al suelo viejo,

Para esfumar la gravedad que carga sus cuentos diestros.

Cuál carta astral hay que trazar

Para que los soles de mi boca borren sus horóscopos siniestros.

Qué montura hay que llevar,

para cabalgar cualquier verdad,

aunque esa verdad sea la luna.

Cómo me defiendo cuando insista en dominarme una...


IV El yo y su geografía

Dónde pongo la cintura que cargará con la mitad de mi noción de lado.

Qué cuartel de abajo podría controlar la otra mitad.

A qué distancia debe estar la soledad de la tristeza,

Y qué planeta existirá con muchedumbres

que no se conviertan con mi mente en morisquetas.

Qué magnitud tendrá en el temblor las diferencias...


V Primer intento de reparo

Qué ciencia será el mejor doctor.

Por dónde se pondrá su sol,

Y cómo se pondrá sus medias.

Qué valor hay que olvidar,

para poder llamarle a Dios el mal,

y a la muerte que no llega sinvergüenza.

Con qué color hay que pintar,

para curar el ojo atormentado

por el cristal con el que mira,

y lo pone como mierda.


VI Quitar relleno y rellenar

Tras cuál primera ley hay que buscarse,

para poner la vida en el segundo,

Y ese segundo sea su tribunal más grande.

Con qué sabor gigante hay que adobar la sangre,

Para que se levante entre los muertos.

Con qué fundo mi destierro,

¿con montañas de olas, o con truenos?


VII El yo desencuentro

Qué perfume hay que armar,

para derrotar al adefesio,

que exhala con fuelles en jadeos el fiel fuero,

del amar y desarmar.

Cuántas veces tengo que mirar,

para reconocerme en cada día con principio.

Cuántas veces tendré que alzar la vista

para llamarle a las luces que desfilan

vida mía y nada más...


VIII Eco

Cuánto hay que observar,

Y conspirar reparaciones,

Para llamar a este espejismo,

Sin usar metrallas ni canciones,

vida mía y nada más.

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